domingo, 3 de julio de 2011

RECORDANDO A TONY DE MELO PARA ENTRAR EN LA RECAPITULACION




¿Estas dispuesto a vivir con tu problema? Asunto concluido. Si no puedes cambiarlo, acéptalo. Y la aceptación misma es la que prepara el camino al cambio, si es que ha de producirse.

Acepta los hechos, amóldate a la situación, reconcíliate contigo mismo…y el cambio se cuidara de si mismo.

El deseo de cambiar a otros, tanto como el deseo de cambiarse a si mismo, viene fundamentalmente de la intolerancia, y por eso viene torcido desde su raíz.

Pero la triste realidad es que nos estamos quejando constantemente por dentro, y con excesiva frecuencia también por fuera de la conducta de todos los demás, y esa intolerancia destruye la armonía del grupo.

Una vez que acepto ale­gremente el hecho de que soy un burro, ya no me sorprenden ni me apenan los errores y estupideces que sigo cometiendo a pesar de tantos años de formación y tantos y tan nobles esfuerzos. A fin de cuentas, soy un burro; y si hago burradas, eso es precisamente lo que me corresponde. Que no se asombre nadie, y menos yo mismo. Y de la misma manera, todas las personas que tienen el honor de rodearme y vivir conmigo, son también burros, y, en consecuencia, todos se comportan como los burros que son y seguirán siendo, y tienen perfecto derecho a hacerlo así. Esa es la actitud per­fecta para conseguir la paz del alma consigo mismo y con los demás. La aceptación plena de mi mismo y de todos los demás acaba con todas las tensiones y siembra la paz y la felicidad.

La contraseña es: “DEJATE QUERER”. Si no siento el amor de mi hermano a quien veo, ¿cómo podré sentir el amor de “Dios” a quien no veo? En realidad, nunca amamos a la persona, sino a la imagen de la persona que nosotros mismos nos hemos formado en la mente.

Las personas casadas averiguan esto mucho antes que cualquier guía espiritual. Pronto descubren la realidad que había tras el hechizo y se preguntan que es lo que han hecho. Ambos saben muy bien que su mutuo amor no es, ni con mucho, lo que había parecido ser al principio y que prometía para siempre, y lo que había comenzado por ser una dicha, acaba siendo una carga. La emoción se ha transformado en aburrimiento.

“El amor es egocentrismo refinado”, al amarte a ti, no es que te ames a ti, sino a las ventajas que conlleva el compañerismo, afecto, placer, ayuda y apoyo que mi amistad contigo me proporciona. El amor desinteresado no existe, al contrario, todo amor humano lleva en si un elemento de interés propio.

Krishnamurti cito una frase que decía a cerca de esta cuestión lo siguiente: “Amar es percibir con claridad y responder con exactitud”.

“El amor es la ausencia del miedo”. El verdadero amor solo es posible cuando no existe apego alguno. El mundo esta lleno de sufrimiento. La raíz del sufrimiento es el apego a las cosas. La solución es desapegarse.

La carga de la importancia personal es en verdad un terrible estorbo.

La única causa del sufrimiento humano (apartando el dolor físico) es el apegarse a las cosas, y, a las personas.

Soltar vuestras ataduras y encontrareis la paz, y, por consiguiente la felicidad para vosotros, de esa forma podréis dar amor.

Un proverbio japonés dice lo siguiente:

Si entiendes las cosas como son, o, como no son, las cosas son lo que son. No te alborotes por nada. Las cosas son lo que son, y lo seguirán siendo, sea cual sea tu opinión sobre el particular. Si te rebelas y protestas, tú sales perdiendo. Eso es dar coces contra un aguijón, darte cabezazos contra la pared, estrellarte contra la roca dura de la realidad. Mientras que si entiendes y aceptas la realidad tal y como es, te pones a tono con la vida, entras en la corriente, cabalga sobre la tormenta, te reconcilias con el mundo entero y, en consecuencia contigo mismo.


."No cambiéis". El deseo de cambiar es enemigo del amor.

No os cambiéis a vosotros mismos: amáos a vosotros mismos tal como sois.
No hagáis cambiar a los demás: amad a todos tal como son
No intentéis cambiar al mundo, el mundo está en manos de Dios y El lo sabe.
Y si lo hacéis así...todo cambiará maravillosamente a su tiempo y a su manera.
Hizo una pequeña pausa y añadió las últimas palabras:

"Dejaos llevar por la corriente de la vida..
ligeros de equipaje"

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