viernes, 26 de marzo de 2010

PRIMEROS CAMINOS


En ello pues reconozco al sabio Maestro: Lo que no tocáis está a cien leguas de vos, lo que no se puede coger por todos los puntos se os escapa, lo que no contáis no es verdadero según vos, lo que no pesáis no tiene peso alguno para vos, lo que no acuñáis es moneda sin valor.
¿Qué es pues un médico?. Es el que puede dar la salud a los enfermos.Pero examinando la cosa más de cerca, ¿quién podría ser médico sin estas tres cosas: sin ser un filósofo, un astrónomo, un alquimista? Nadie; antes bien, hay que estar versados en estas tres cosas, pues contienen la verdad de la medicina.
El médico que quiere conocer al hombre y dis­cernir sus enfermedades, debe conocer las enferme­dades de todas las cosas de que sufre la naturaleza en el mundo entero. Cada enfermedad tiene necesidad de su propio filósofo y astró­nomo.
Y ya que tantas cosas dependen del cielo y de su conocimiento en la medicina que él rige tan poderosamente, hay que edificar sobre este cimiento y no emprender nada fuera de él......
Hemos entrado en una época en la que el sentido oculto de la naturaleza comienza a entreabrirse de nuevo para nosotros, y es él quien nos revelará el universo de la leyenda en toda su gloria y profun­didad.
Pues es preciso que lejos, lejos viaje por mar y países vagabundos, el que busca los viejos montes donde se encuentra la Piedra de los Sabios.....
Un abismo provoca al otro, juntos tienen un duro combate:El volátil debe fijarse, agua y vapor devenir tierra, y el cielo mismo ser terrestre, si no, no se engendra vida alguna. El más elevado debe descender y el de abajo subir. El fijo debe hacerse alado, agua y vapor ser la tierra. La tierra debe volar al cielo mientras que el cielo se concentra en ella. Así se intercambian tierra y cielo, lo inferior devendrá lo alto:El dragón volador mata al fijo, y aquél sucumbe a su vez. Así llegan a un gran día la quintaesencia y sus poderes.
Se encuentra una piedra de precio vil de la que se saca un fuego volador del que se hace la piedra misma, compuesta de blanco y de rojo. Pero ella es piedra y no piedra, pues sólo en ella actúa la Naturaleza.
Sal común:
Soy un bálsamo maravilloso. Lo que, en el águila, se encuentra claro, se tiene en mí, del mismo modo, pero no vuelvo rico a ningún metal a menos que primero lo quebrante lo purgue y lo limpie de su especie, extraiga su color y su tintura. Entonces soy dulce y no ácida. El espíritu de vino me hace sufrir. Ello engendra el oro potable.
Salitre:
Sobre la tierra sal admirable, apenas se ve nada parecido a mí, sin mí no puede perfeccionarse nada, yo debo ayudar a unirlo todo. El Águila no puede negligirme cuando quiere cocer los metales:La sal común no puede sin mí terminar nada si me desdeña. Mi forma es mala y verdadero hielo, que retiene un espíritu del infierno, pero la Naturaleza en ambos se expresa en numerosas figuras.
Vitriolo:Del cuerpo de Venus hecho piedra, haz salir solamente el espíritu,Rojo, espeso, oscuro como la sangre, que destruye a Marte totalmente. Haz de nuevo una piedra exactamente como antes: Gran Arte y maravilla se ocultan en ella, para vestir a la blanca y desnuda Luna. El Sol sin él no puede ya nada, ello hace del mercurio un cisne: Si dispones bien la cosa, ellos harán caer la sentencia.
Si el ojo no fuese de naturaleza solar No podría descubrir el sol. Si su propia fuerza no estuviera en nosotros, ¿Cómo nos cautivaría lo divino?.

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